domingo, 9 de marzo de 2014

¿Tienen DERECHOS los ANIMALES?

En este artículo voy a realizar, en primer lugar, un breve resumen sobre el apartado de un libro y, a  continuación, mi reflexión personal

RESUMEN

En este fragmento, de un libro que nos ha proporcionado el profesor, el autor trata un tema relacionado con los animales, sobre los sufrimientos que le causan los seres humanos y los derechos que deben tener. El autor presenta datos sobre la cantidad de animales usados en todo el mundo para experimentos (50 millones) y los peces capturados (200 millones).
EL objetivo al que quiere llegar es criticar el uso de los animales para intereses humanos.
Para fundamentar sus derechos plantea tres cuestiones: si los animales sufren,  el mundo sería mejor sin sufrimiento y no debe existir sufrimiento innecesario para los animales.


En primer lugar, plantea que parece  un tanto extraño que animales similares a los humanos, como los simios, no sufran dolor. Y que, las esponjas marinas, con un sistema nervioso totalmente distinto, también sufran dolor. Por lo tanto el problema es la frontera de dolor o no.
Para ello, distingue entre dolor y sufrimiento:
  • Dolor: es una fugaz sensación del presente.
  • Sufrimiento: emoción compleja que implica el recuerdo del dolor pasado como el que está por venir.
También, destaca la frase "un poco de dolor animal es un precio aceptable por los beneficios humanos"
Como conclusión, el autor llega a la respuesta de que los derechos de los animales se limitan a un dolor mínimo, siempre que beneficie a los humanos.

A la pregunta "¿están bien los derechos?", el autor muestra una serie de ejemplos de personas defensoras de animales, como por ejemplo Tom Reagan, el cual defiende que los animales poseen unos derechos básicos y que, por tanto, no se deberían usar como objetos de experimentos
Otro dato a destacar, es el fenómeno del especismo, el cual se basa en distintos criterios por los que son utilizados los animales para beneficios humanos. Uno de ellos es la inteligencia humana. El autor critica que éste sea un criterio lógico, ya que por ende, las personas discapacitadas serían también inferior al resto de personas. Tampoco se podría usar la idea de naturalidad, ya que cuando el león de la manada mata a sus crías, es algo inmoral para la sociedad.
Por lo tanto no existen justificaciones para utilizar los animales para beneficios humanos.


REFLEXION

Desde mi punto de vista, me considero una persona amante de los animales y, sobre todo, defensora de sus derechos, ya que creo que todos los animales tienen una serie de derechos. Aunque es cierto que los seres humanos tengan un nivel de inteligencia superior, no quita que los animales tengan sus sentimientos, y que por naturaleza tengan sus instintos. Para mi, a  pesar de que como carne, no me gustaría que  esos animales hayan sido explotados o maltratados antes de llegar a ser un alimento para las personas.

Es cierto que es bastante complicado el tema del uso de los animales como experimento científico, y que gracias a ellos existen tantos avances en medicina. Ojala pudiera ser de otra forma, y que, en realidad, esos animales no sufrieran. Yo no lo sé, aunque creo que podrían intentar buscarse soluciones para evitar estos usos de los animales. Pero, no estoy de acuerdo de que sea la justificación del uso de ellos porque sienten un dolor instantáneo, que en unos minutos no recordaran y olvidaran.
Para mi los animales tienen una pequeña memoria de sentimientos, en los que se guardan sus experiencias más dramáticas, o ,por qué no, las felices.
Yo tengo tres agaponis, un hámster y un perro, y lo que me transmiten, es que ellos poseen algo que les hace recordar quienes somos y los momentos que han vivido con nosotros. Aunque también pienso que la inteligencia de un perro no es la misma que la de un pájaro. Por experiencia, mis pájaros prefieren estar con mi padre, por ser la persona que siempre los cuida, los alimenta o los limpia, y conmigo no, por lo que creo que deben tener recuerdos de ello. Mi hámster solo lo saco yo, y desde que era pequeño lo cojo, lo  acaricio y lo dejo corretear por la cama, lo que me demuestra, cada vez que me acerco a la jaula, es que me conoce y espera a que yo lo saque o lo acaricie, cosa que no hace con ningún otro de la casa. Y por ultimo, mi perro. Creo que es de los tres animales,  el más listo, ya que reconoce cualquier llave, cualquier voz o cualquier zapato. Siempre sale a la puerta a recibirte ilusionado porque has llegado. También está el caso de los animales abandonados. Muchos de ellos están asustados cuando alguien se les acerca o tienen algún especie de trauma, porque han sido maltratados por sus dueños, o cualquier otro caso. Lo que me lleva a pensar que esos animales si sufren, porque ese dolor lo transmiten en una mirada decaída o en la forma vaga de andar.
Otra cuestión de la que estoy totalmente en contra es del toreo. Es cierto que es una tradición española, pero eso no quita que sea violenta y que debería desaparecer. Desde mi punto de vista, eso no es ningún arte, solamente sufrimiento a los toros que, desde luego, se podría evitar. Ya que como muestra la foto, no creo que sea ni arte ni cultura.



En definitiva, creo que todos los animales, aunque no puedan razonar como una persona, posee algún mecanismo que les proporciona memoria para recordar esos sentimientos y, por lo tanto, ninguno de ellos debería ser maltratado ni explotado. Desde un simple chimpancé, similar a un humano, hasta una pequeña hormiguita.

UN DIA "SILENCIOSO"

Uno de los experimentos de este trimestre, en la asignatura de filosofía, se basa en pasar todo un día, desde que te levantas al amanecer de un día hasta el siguiente del otro día, sin ningún aparato electrónico de ocio (televisión, consolas, móvil, radios...) ni poder articular ni una sola palabra. Obviamente esta experiencia no era obligatoria, pero consistía en un intento de superación para uno mismo. En cuanto a la experiencia que me ha proporcionado ha sido la siguiente:



Todo empezó una mañana en el instituto Santo Domingo. Mi profesor de filosofía acudió ese día a clase con un nuevo experimento: "pasar un día completamente en silencio acompañado de no usar ni un aparato electrónico". Una vez decidido las personas que íbamos a realizar el nuevo experimento, cada uno, por su parte, eligió el día que más le convenía. Yo elegí el 26 de febrero.


El día antes, todas mis amigas hacían bromas y burlas sobre las cosas que me harían al día siguiente y, entre risas, yo les contestaba con bromas y caras. Finalmente llegó la noche del 25 y comencé a sentirme nerviosa por el día anterior, además no me apetecía nada dormir, sino estar despierta y hablando, ya que me llevaría un día entero sin hablar. Pensé que me sentiría completamente "sola".


Al despertar al día siguiente, medio adormilada, mi madre me llamó,  y casi sin darme cuenta le respondí con un monosílabo. Rápidamente fui consciente de que ese día debía estar callada y me reí en silencio. Me arreglé para ir a clases como siempre, salvo porque ese día no podría despedirme de mis padres, ni llevaría mi móvil apagado en el bolsillo.

 

Cuando llegué me encontré a mi amiga Raquel, que como esperaba, comenzó a preguntarme por cosas entre risas. Seguimos caminando en silencio y sin querer se me escapó un susurro. Ella se dio cuenta y comenzó a reírse. Al llegar al colegio todos me saludaron y Raquel se encargó de comentar lo ocurrido por el camino. Cuando sonó el timbre fuimos a clase,  y, ese día,  las dos primeras tenía examen. Fue muy difícil tener que estar completamente callada en los exámenes, sin poder preguntar ni una duda.


Después llegó el recreo y todos hablaban sobre temas que me habría encantado comentar, pero no podía, así que estaba deseando que acabara el recreo.


La mañana siguió igual, a veces no me acordaba de que tenía que estar en silencio y, para colmo, mis amigas no paraban de hacerme  preguntas para pillarme. Me di cuenta del esfuerzo de concentración que debía hacer para recordar que tenía que estar callada.


Las clases eran aburridas porque solo podía escuchar y, luego,  en los cambios de clase, era muy difícil hablar por señas. Así que lo que en principio parecía divertido comenzó a resultar un poco agotador.


 AL salir del instituto llegue  a casa. Me estaban esperando , y todos me dijeron un "hola" entre risas. Por supuesto no estaban dispuestos a apagar la tele, así que tuve que comer sin levantar la vista del plato, no quería echar a perder el experimento. Cuando acabé, opté por irme a mi cuarto y así estar aislada de cualquier tentación. En todas esas horas no había echado de menos el móvil, pero sí que empezaba a echar de menos mi voz.


Justo ese día tenía dentista, así que a media tarde fui a mi consulta. Tuve tan mala suerte que ese día me quitaban la muela del juicio y lo pasé bastante mal, entre que no podía hablar y el dolor por la muela. Obviamente el dentista me hizo unas cuantas preguntas que respondí con respuestas cortas. Seguía pensando en el experimento, y no estaba dispuesta a comentárselo a mi dentista. Así que aguanté como pude.


Cuando llegué a casa no me  sentía nada bien, así que me tumbé en el sofá y me tome las medicinas, intentando hablar lo menos posible. Mi madre, preocupada, me decía que dejara el experimento y que me distrajera con algo, así que prácticamente me obligó a ver la tele. Así que mi experimento casi que acabó sobre las 8. En otras circunstancias estaría dispuesta a estar todo el día "aislada" pero el dolor de muela me dejo muy cansada, así que accedí. Sin embargo no hablé ni cogí el móvil, no estaba dispuesta a desperdiciar todo el experimento.


Finalmente me acosté y esperé ansiosa el día siguiente para decirles a mis amigas mi tarde y como me sentía.


Con este experimento me di cuenta la importancia de la voz para comunicarse, ya que es muy difícil por señas. Además, cuando no me entendían, me estresaba y optaba por dejarlo pasar. El tema de los aparatos lo llevé mejor, a pesar de que sería lo que más me resultaría difícil . En mi opinión creo que ha sido un interesante experimento y, sobre todo, requería un gran esfuerzo por estar callada.